Su belleza embrujada se paseó por todos los teatros copleros del país; y fue allí, con su hermano El Príncipe Gitano, donde aprendió la tradición que más tarde proyectaría hacia el soul y el funk. Dolores Vargas compitió con Lola Flores en ojos y flow-atesora una versión de a tu vera que supera a La Faraona-, anticipó el gipsy rock e hizo más que miles de cantautores protesta al entonar este romance arábigo en pleno franquismo, cuando todos sabían que el general pasó a ser generalísimo a base de matar moros. Achilipú fue un hitazo al mismo momento de publicarse y perdura casi de forma genética; no hace falta que la hayas escuchado, si has nacido en nuestra península la conoces.
Obligado recordatorio para el advenedizo: se pronuncia ashili..., que en estos lares hasta las palabras inventadas se cantan con faltas ortográficas. Y con mucha honra, que conste.
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