"True Blood" Justin Timberlake

Por supuesto, reíros, estáis en vuestro derecho. Al igual que nosotros estamos en nuestro derecho de disfrutar con el nuevo r'n'b de Frank Ocean y, sí, éste, el innombrable, el eterno chico Disney para sus detractores. Lo diremos a saco, sin rodeos, dedicándoselo a los amantes de las emociones fuertes: somos fans fanísimos de los dos discos que ha sacado este año, dos discos atiborrados de hits que sobrepasan los seis minutos; los conceptos "pop" y "sesión electrónica" copulando como no lo hacían desde la primera Björk; negritud vocal pese al impedimento sempiterno del intérprete blanco, y queremos decir más Bee Gees que Al Green, claro, pero creíble al fin y al cabo y nada falseado, nada auto-tune; el sonido catedralicio de una producción imprevisible, original, divertidísima, y la constatación de que Timbaland siempre necesitará un "otro". Supongo que ahora ya estará todo el bar descojonándose. Seguimos bailando.

"'81" Joanna Newsom

Un dato verídico que pueden contrastar si no se fían: Steve Albini ha producido un disco de folk medieval. Hasta esos límites llega la hipnosis que sufren los oyentes de Joanna Newsom. Una vez leímos, en una revista institucional, uno de esos titulares tan sinceros que no esconden la promoción patrocinada a la que sirven: La Reina de la New Weird America embelesa con sus canciones. Lo de New Weird America siempre nos ha hecho gracia porque sólo los Estados Unidos, caóticos y contradictorios siempre, pueden ofrecer un caso tan anguloso como el de Joanna Newsom: ya me dirán, de niña prodigio con su arpa a guapetona del indie-mainstream combinando música anticomercial, tradicional de los Apalaches, nanas a capela y demasiada arpa con fotos estilo Vogue y una imagen de rarita establecida que la encasilla como una Amy Farrah Fowler de Sex and the City.

"Antorchas Por Las Plazas" El Chico Con La Espina En El Costado

Una buena cagada reparadora, una paja a tiempo, un polvo rápido... Existen métodos para evitar la escritura de canciones, pero por suerte todavía hay niñatos que patalean lo de siempre con entusiasmo renovado: la ciudad es una mierda y encima no follo. Los académicos lo llaman claridad conceptual; para nosotros, que estuvimos allí, fue honradez, empatía, cantar con la voz babosa que entonces teníamos todos, imitando a Radiohead por no saber mucho más, creernos los últimos mártires o, en resumen, ser inaguantable. Desde aquí le pedimos perdón al Chico, con algo de retraso, por haber incordiado durante todo el concierto en el Heliogabal. Esos beodos que no cesaban de reír, efectivamente...